Una “Tromba” es un fenómeno meteorológico en que un tornado absorbe agua desde el mar o desde un cuerpo de agua dulce, como un lago o un río, lo que produce que disminuya su velocidad. Sin embargo, estas trombas pueden desplazarse hasta tierra firme, donde dejan caer violentamente el agua succionada. En algunas raras ocasiones esto ha producido una “lluvia de animales” incluyendo peces y ranas, que han sido descritas por la tradición popular.
El 27 de Noviembre de 1942, Monseñor Carlos Sánchez Espejo se dirigía a San Cristóbal desde El Cobre por la carretera trasandina y pudo observar a medida que se distanciaba del pueblo, las enormes nubes negras que al mediodía se preparaban para desatar su furia. Tal calamidad no era de suponerse en un asentamiento ubicado a 2.300 msnm y más aun detrás de grandes paramos que combaten los vientos caprichosos venidos desde el Lago de Maracaibo (a 60 km.) y El Caribe (a 512 km).
Este pueblo conformado por 800 personas (aprox.) y eminentemente agrícola estaba recibiendo un enorme golpe, solo quedaba rogar a Dios que terminara la crecida de El Valle (uno de los mayores ríos de la región), los aturdidores sonidos venido del cielo, la torrencial lluvia acompañada de peces y otros materiales traídos desde el lago de Maracaibo, para coger animo y volver a refundar esta localidad.
Sus pobladores estaban aterrorizados, según José Luis Restrepo (publicaciónhttp://restrepojl1.blogspot.com/2005/01/la-tromba-marina-que-lleg-al-cobre.html), “El caudal del agua que bajó por el pueblo fue tal que desenterró los muertos del cementerio, los cueros de una tenería que había en el pueblo fueron a parar a la Quinta, un conocido cruce de caminos a unos veinte kilómetros de El Cobre”. Según Defensa Civil Táchira (publicaciónhttp://www.geocities.com/Pipeline/Dropzone/5171/inundacion.html?20091); Este suceso provoco la muerte a más de 200 personas. El éxodo se iniciaba de manera masiva tal como lo reflejan las líneas de Pablo Antillano (publicaciónhttp://www.analitica.com/BITBLIO/pantillano/cobre.asp), “Son de El Cobre. Decenas de muchachos que atienden en los comederos y en las barras de La Candelaria se han venido de El Cobre, un remoto valle situado entre los luminosos páramos tachirenses”… “Estos jóvenes, pues, habitados por la fantasía de un mar embravecido a 2.300 metros de altura entre los páramos de El Zumbador y La Ziscatera, se han estado viniendo a Caracas, y se han estado concentrando en La Candelaria. Han dejado atrás los cultivos de las flores y las hortalizas, al ajo, la cebolla, el pimentón y la papa. La tierra se les encareció, y los materiales, y la vida se hizo difícil”.
Aun persiste la duda en señalar tal suceso como una Tromba, ya que algunos relatos señalan que los peces fueron levantados por la acción de los vientos huracanados que de manera frontal chocaban con las quebradas de la localidad. Esta suposición resultaría más difícil de creer.
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